'Música y lugares', hoy el Anti-Folk de New York


Seguimos con nuestra sección 'MÚSICA Y LUGARES', en la que tratamos de dibujar un mapa internacional en el que nos ocupamos de estilos o movimientos musicales originados en un lugar geográfico concreto. Hoy le toca al Anti-Folk, un movimiento musical que nació en New York, a la espalda de las grandes discográficas, predicando obscenidades y abogando por el pirateo. Provocación y grandes músicos, algunos de los cuales gozan hoy de prestigio internacional.


Regina Spektor, una de las caras
más conocidas de la escena Anti-Folk
El anti-folk es un subgénero musical que toma características de géneros como el folk, el punk o el rock alternativo. Aún es altamente debatido acerca de las definiciones y características de este subgénero, ya que varían de un artista a otro. Sin embargo, es bastante aceptado que la música tiende a sonar poco pulida o hasta experimental en algunos casos. El movimiento anti folk, que toma prestado su nombre de su oposición a la utilización con fines nostálgicos de las raíces de la música americana, y la casualidad o la necesidad creativa reunió bajo un mismo paraguas a jóvenes músicos con ganas de provocar algún tipo de reacción en las neuronas del personal. Músicos como Antony o Regina Spektor encontraron en New York una escena musical suficientemente ecléctica y poderosa como para reinventar la canción de autor en Norteamérica, buscando nuevos sonidos e ideas que rompieran con la hegemonía de los autores country en el país.

«Yo nací a 100 kilómetros de Nueva York y cuando me trasladé me convertí en un habitual del Major Matt Mason, una noche semanal en la que cualquiera puede tocar una sola canción en el escenario y donde conocí a casi todos mis amigos», explicaba Adam Green, líder junto a Kymia Dawson de The Moldy Peaches y una de las cabezas más visibles del movimiento. «La música de Nueva York en los últimos años era puramente comercial. En el Major Matt coincidimos jóvenes artistas con una vocación mucho más subversiva, más punk. Además, tampoco nos importa hacernos ricos como al 90 por ciento de los que llegan a la ciudad, eso te concede una gran libertad», declaraba este músico que suele disfrazarse de Robin Hood y de marinerito en sus conciertos.

El antifolk es provocador, predica obscenidades como si recitara poesía y también pasa por el pirateo: «Nuestro público tiene verdadero interés en la música y los CDs son caros, me parece normal que hayamos funcionado mucho a golpe de copias ilegales». Un movimiento musical que se gestaba debido a una escena musical local, dada la importancia de una capital como New York (ell Anti folk creció en las calles del Lower East Side)

Sin embargo, el movimiento recibió una desigual suerte después del desastre del 11S. Como muchos de los artistas que engrosaron el movimiento anti folk declaran, la ciudad cambió enormemente después de la tragedia, y esto afecto a la escena Anti Folk debido a su localismo. Los intereses de los neoyorquinos han cambiado, se han vuelto más espirituales, y la provocación del Anti-Folk ha dejado de interesar. Muchos de sus integrantes, como Regina Spektor, continúan siendo provocadores en sus letras, pero el aspecto musical se ha vuelto mucho más comercial.

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